The renowned New York artist and trendsetter unveils her curated edit of outfits, featuring some of the Village’s most prominent brands, in her ode to the Mediterranean.

By La Roca Village

El recorrido de Lara Costafreda es el de una creadora que ha sabido transformar la sensibilidad de sus raíces en un lenguaje visual reconocido por algunas de las casas de lujo más importantes del mundo. Su trazo, orgánico y poético, convierte la naturaleza en símbolo, la moda en diálogo y el arte en compromiso. Hablamos con la ilustradora sobre sus raíces y el proyecto para La Roca Village.

¿Cómo describirías Lleida en tres palabras?
Valiente, austera y muy sincera (lo que ves es lo que hay).

Lleida es una tierra de belleza austera, donde la creatividad preserva aún su estado más puro y auténtico. ¿Compartes esta visión?
No sé si hablaría de algo más auténtico, pero sí siento que los creadores de Lleida volvemos siempre a ella en todo lo que hacemos. Hay una parte de la creación que nace desde dentro, y creo que eso tiene que ver con las raíces. Es evidente cuando ves trabajos de alguien de Nueva York, de Chihuahua o de Marrakech. En el caso de Lleida, quizá no exista todavía un ‘ADN de marca’ tan claro, pero esas raíces están ahí, latentes, como un pulso que atraviesa lo que hacemos.

Creciste en un entorno rural. ¿Cómo ha marcado este tu manera de crear?
No fui consciente de lo mucho que me había marcado hasta que empecé a dibujar. Durante la carrera suspendí la asignatura de dibujo. Decidí irme a Brasil y allí, casi sin pensarlo, comencé a dibujar vegetación salvaje y exuberante. Años más tarde entendí por qué: dibujaba naturaleza porque era mi manera de regresar a mi esencia más pura, a esos días en el bosque, en los campos de secano.

Así fue como mi estilo empezó a tomar forma: a partir de paisajes y plantas de muchos lugares del mundo, pero siempre conectados con aquella primera raíz. Y siempre con un punto de sencillez, que tiene que ver con la austeridad de Lleida.

Has vivido en Barcelona, Londres, París, Brasil… ¿Cómo se refleja ese recorrido en tu mirada actual?
A los 17 años me fui de Lleida con un único objetivo: salir de Lleida. Quería explorar el mundo, ver qué había más allá de mi círculo íntimo —vengo de un pueblo de 300 habitantes— pero no tenía ni idea de qué estudiar. Empecé moda casi por azar.

Me apunté a un curso en Central Saint Martins y trabajé en la semana de la moda de Londres: fue increíble. Trabajé con diseñadores en Barcelona, pasé por la semana de la moda de París y luego me fui a Río de Janeiro, donde terminé la carrera. Más tarde regresé a Barcelona, con pausas en Santiago de Chile, Grecia, Ginebra o Buenos Aires. 

¿Y cómo se refleja todo eso en mi mirada actual? En todo. Mis raíces están en Lleida, pero mi corazón está en el mundo. Viajar y vivir en distintas ciudades me ha convertido en la persona que quiero ser: consciente de la suerte que he tenido al nacer en un contexto privilegiado, y también con la responsabilidad enorme de usar mi tiempo para contribuir, aunque sea un poco, a reducir esas desigualdades.

Actualmente vives en Sudanell. ¿Qué significa para ti poder trabajar desde un pequeño pueblo de Lleida?
Cuando volví pensé que duraría poco, pero ha sido todo lo contrario. Después de tantos años en ciudades hostiles, regresar al pueblo donde conozco a todas las personas ha sido mágico. Me gusta este vínculo: cuidar de mis vecinos, hacer comunidad, crear cosas juntos.

Al mismo tiempo, Sudanell es mi campamento base. Me muevo mucho por trabajo y por activismo, y gracias a Internet estoy conectada con el mundo. Hay días en los que paso horas trabajando en un proyecto para Shanghái, hago una reunión con otro proyecto en París, mientras respondo un email de Chile y de repente hago una pausa para ayudar a una vecina a sacar un gato que se ha colado en su cocina. 

En tu obra para La Roca Village aparecen estorninos. ¿Por qué estas aves?
La obra es un tributo a Lleida, y los estorninos son pájaros muy característicos de aquí. En el colegio, jugábamos a recoger los huesos de las olivas que ellos dejaban caer en el patio, así que forman parte de mis recuerdos de infancia. Además, cuando los ves volar en bandadas, dibujando formas en el cielo, es uno de los espectáculos más hermosos de la naturaleza. Me parecía una imagen perfecta para hablar de comunidad, de raíces y de belleza compartida.

Más allá de la moda, La Roca Village apuesta por el talento creativo, con un compromiso especial hacia las voces femeninas locales. ¿Qué representa para ti esta colaboración?
CEl trabajo que se viene haciendo desde hace años desde La Roca Village me parece increíble. No es nada obvio que un destino de compras dedique tanto esfuerzo a apoyar a creadoras locales —y menos aún de Lleida—, así que estoy muy agradecida de formar parte de este elenco de creadoras maravillosas que habéis invitado a lo largo de los años.

Además, me encanta dibujar casas. De hecho, cuando era pequeña siempre dibujaba casas de colores y con muchas ventanas, y mi madre las enmarcaba. Después de la naturaleza, es mi segunda pasión. Por eso, dibujar las casas de La Roca Village, que son de ensueño, ha sido un auténtico placer.

La Roca Village and its expert team of stylists have curated the products in this edit to showcase the best from the boutiques.

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