Gracias a la influencia de su abuelo sastre, Pablo López empezó su andadura en el mundo de la moda en 2009 con un claro ADN masculino. Ahora, 15 años después, aunque la categoría principal sigue siendo la de moda masculina, han seguido expandiendo su camino con las colecciones Kids, Teen y Woman (e incluso mascotas). Y es con su gran expansión que sintieron la necesidad de insertar la economía circular en su modelo de negocio dando una nueva vida a sus prendas ya producidas con el proyecto Silbon Second Life.

En 2008, los hermanos Alexandre, Laurent y Raphael Elisha (hijos de los fundadores de Comptoir des Cotonniers) crearon su propia marca con la silueta effortless de las parisinas como base, junto con un toque dandy británico y una pizca de estética rock and roll. Sus colecciones se definen por el corte limpio y los básicos entallados cuidadosamente diseñados para hombres y mujeres que encarnen -o busquen transmitir- ese je ne sais quoi que tan bien emanaban una de las parejas referentes de los fundadores: Serge Gainsbourg y Jane Birkin. Ese mix perfecto entre Francia e Inglaterra que es The Kooples.

El afán viajero de Gerolamo 'Gimmo' Etro lo cambió todo para siempre. En un viaje a la India, el economista italiano descubrió el paisley, el estampado que se convertiría en la seña de identidad de la firma que llevaría su apellido. Concebida como una empresa familiar, la clave de su éxito ha sido mantenerse fiel a los orígenes del clan sin renunciar a la internalización. Ahora este reto está en manos de Marco de Vincenzo, el primer director creativo que no tiene Etro como apellido, pero que pondrá la herencia de la firma al servicio del futuro.

Salvatore Ferragamo dejó atrás Italia para emprender su nuevo camino (y negocio) en Estados Unidos. En 1914 decidió no quedarse en Nueva York y abrir su taller de reparación y fabricación de calzado en Hollywood; el resto es historia de la moda. De la sandalia arcoíris a los tacones jaula o al uso de la rafia y el nylon como materiales. Cada uno de sus insólitos diseños le hicieron ganar el apodo de “el zapatero de los sueños” y se convirtieron en iconos que sirven aún de inspiración a los actuales maestros.