Streets of Love TVBOY x La Roca Village

Streets of Love TVBOY x La Roca Village es mucho más que una exposición. Es una declaración de principios, una invitación a la reflexión, una celebración de los valores que defienden The Bicester Collection y el artista de street art, y el mejor ejemplo del compromiso de apoyo al arte que impulsa La Roca Village.

Este verano, el Village es tu museo, con una exposición al aire libre que hace reflexionar sobre derechos universales y temas de actualidad. ¿Qué mensajes te mueven?

Los derechos de los refugiados; la lucha contra el racismo, la discriminación sexual y la homofobia; el medio ambiente… Básicamente temas sociales y valores universales, que afectan a todo el mundo. Siempre con una mirada positiva. No me gusta ser catastrófico. Ante una problemática, prefiero buscar una posible solución, que motive a mejorar.

Del empoderamiento femenino a los derechos de la comunidad LGTBIQ+. ¿Es el street art una forma de reivindicación poderosa?

Sin duda. Al estar en la calle permite que todo el mundo lo pueda ver. Además, es un lenguaje que entienden tanto jóvenes como ancianos. El street art interpela al público, cuestiona ideas preconcebidas y arroja luz sobre los problemas de hoy día, la injusticia y el abuso de poder.

Future, dream, love, respect, hope, equality… Si tuvieras que elegir solo uno, ¿cuál sería?

Me gustan mucho «future» y «hope», porque pienso en el futuro que dejaremos a nuestros hijos.

¿Ha cambiado tu obra –y tu mensaje– con los años y la paternidad?

Por supuesto, ha cambiado también mi punto de vista.

Detrás de muchas de tus obras hay siempre un mensaje de amor, reconciliación y esperanza. ¿Puede un grafiti derribar muros?

El amor es el punto de partida. Me inspiré en el famoso beso del muro de Berlín entre el líder de la antigua URSS Leonid Brezhnev y el jefe de estado de la RDA Erich Honecker para desarrollar mi obra en torno al concepto de diálogo. Vivimos en una sociedad donde cada cual defiende una postura y las redes sociales amplifican el odio. Debemos encontrar puntos de unión más allá de los mensajes de división y crispación.

Arte para agitar conciencias… ¿y para acercarlo a las nuevas generaciones?

Es uno de los objetivos. El museo y la galería no deberían percibirse como sitios elitistas a los que da miedo a entrar. La calle puede ayudar a acercar el arte a los jóvenes.

Eres un late X-gen de 1980 . Tu firma te delata: un niño con cabeza de televisión que remite a los años 90, cuando este aparato –quizás ahora obsoleto– tenía gran protagonismo en todas los hogares y su programación era tema de conversación.¿Cómo ha evolucionado tu obra desde que colaboraste por primera vez con La Roca Village hace trece años?

Ha cambiado bastante. En mis inicios estaba más vinculado con el pop, Keith Haring, el arte norteamericano, y el grafiti de representación de logo. Hoy es más figurativo, y abarcatemas sociales. De alguna manera mi arte ha madurado conmigo. Aunque echo de menos la energía del movimiento street art del principio –cuando todo era una novedad y no tenía tanta repercusión mediática–, hoy por fin tiene el reconocimiento del mercado del arte.Probablemente sea uno de los géneros más importantes del arte contemporáneo.

¿Cómo puede una forma de arte considerada efímera perdurar en el tiempo?

A través de su reproducción fotográfica en redes sociales, en la prensa… Sucede, por ejemplo, con las obras de arte censuradas, como el beso que hice de Rajoy y Puigdemont, y que se borró en pocas horas. Aquello se viralizó. Cuando quieres ocultar algo, consigues el efecto contrario, y la obra adquiere aún más valor.

Con los años, la inocencia, el juego y la diversión de los inicios queda atrás; en su lugar aparece la ironía, el atrevimiento, la provocación, la lucha. ¿Con qué elementos juegas para llamar la atención en un entorno urbano como la calle o el Village?

Aunque siempre busco plasmar un mensaje positivo, me encanta definir mi obra como satírica. La ironía es una forma de intentar atrapar al espectador para luego llevarlo a elementos de crítica y de análisis. Me gusta que una obra no tenga una lectura única, sino que pueda interpretarse desde distintos puntos de vista.

En la era del hype, en que las obras funcionan como memes, ¿buscas que la gente que se encuentre con tu obra quiera colgarla en redes sociales y sumar likes?

Es un tema controvertido importante. Es cierto que he ganado reputación como artista a través de las redes. Pero creo que no hay que dar demasiada importancia porque, si buscas solo el like, acabas haciendo cosas estúpidas.

¿Qué papel han jugado las redes sociales en tu trayectoria como artista urbano anónimo?

Con las redes una obra hecha en Barcelona puede llegar al resto del mundo. Pasó con el beso de Messi y Ronaldo, mi primera obra con eco internacional.

Tu obra da voz también a labores humanitarias y proyectos solidarios como la niña que escribe “My Future” de DO GOOD… ¿Por qué es hoy más importante que nunca?

Empecé con Proactiva Open Arms hace dos años. Mi obra sería la primera imagen que verían personas que acababan de ser rescatadas. Entendí que el arte tiene una labor de dar esperanza. El segundo proyecto fue con Emergency en Italia. Bajo el lema «emerge», mi mural mostraba a una persona tendiendo la mano a otra, para ayudarla a salir del agua. Más reciente fue la colaboración con la ONG Cesvi que brinda protección y apoyo psicosocial a las personas más vulnerables afectadas por el conflicto en Ucrania. Fue una experiencia que me cambió la vida. Pese a los bombardeos, dejé quince murales por las calles de Kiev, Bucha, Irpin...

De todas las colaboraciones y proyectos que te han unido a La Roca Village, ¿cuál sigue invitando a la reflexión?

Sin duda este último proyecto es el más importante. No solo por su compromiso con la ciudad y con la sociedad, sino también por la colaboración con Brides Do Good, una iniciativa que recauda fondos contra el matrimonio infantil. Creo que es un proyecto que gustará mucho a la gente.