Dentro de la escena techno internacional, hay una innegable supremacía del color negro. O por lo menos así era hasta ahora. En Barcelona, la experimentación en festivales de electrónica abre la puerta a múltiples subculturas electro, que apuestan por un look más colorista y multicultural, influenciado por la música urbana, donde los iconos de este género se combinan con notas afro, tejidos metalizados (a veces casi reflectantes), e incluso colores neón. ¿Un hit? Gafas de sol de pantalla XL, el último must-have bikercore.

Los festivales indie se han convertido en el mejor escaparate de la denominada nostalgia bohemia gracias a citas internacionales como Coachella (algo así como el MetGala de los festivales de música). Gigi Hadid, Kaia Gerber, Kendall Jenner, o Alessandra Ambrossio y su gang dan las pistas (y claves) del outfit boho perfecto: chalecos de ante con flecos, crochet, bandoleras estilo años 70, crop tops, shorts vaqueros cortados, blusas ibicencas, piezas con estampado ikat… ¿Un icono que repite en todas las ediciones? Botines cowboy.

La fascinación de diseñadores y creativos por el mundo del jazz va más allá de tendencias, temporadas o citas como el festival Jazz Age Lawn Party de Governors Island, en Nueva York, favorito de los amantes de las jam sessions. Forma parte del imaginario popular. Los vestidos de tejidos livianos de las flappers se combinan con clásicos zapatos brogue, sobreros de rafia, flecos… Piezas que hablan de libertad e improvisación. Y también de ritmo, que se traduce en estampados con patrones geométricos, ricas texturas y joyas escultóricas.

«La relación entre el sonido de un tiempo y su moda es un vínculo histórico y eterno», defiende Hedi Slimane. La moda se ha convertido hoy en entretenimiento. Y la música pop, en la banda sonora de nuestra vida… Y nuestro vestuario. Pero más allá de la nostalgia (y tendencias que recuperan el estilismo de divas de principios de los 2000 como Britney Spears o Gwen Stefani), artistas como Dua Lipa o Katy Perry viralizan sobre los escenarios looks a todo color: bodies, accesorios pop, tonos candy…

La biker clásica de cuero, el pantalón pitillo, el denim deshilachado, las tachuelas, las camisetas de merchandise de concierto, las gafas de aviador, los accesorios con tintes underground... Pocos géneros de música tienen una manual de moda (y actitud) tan claro e impermeable al paso del tiempo como la música rock. ¿La astucia de estilo de musas eternas como Kate Moss? Añadir algo brillante, ya sea una camisa de lamé, unos pantalones con efecto glitter o un clutch de piel de serpiente.

La última edición de Coachella –con Bad Bunny y Rosalía encabezando el cartel junto a artistas como Blackpink y The Chemical Brothers– confirma el auge y el éxito del género urbano de origen latino en todo el mundo. También su influencia en la moda que la Generación Z viraliza en TikTok. Detrás del estereotipo de chándal, oro y zapatillas, divas de la música urbana como Bad Gyal apuestan por piezas de diseñadores emergentes y colecciones de street-wear que lanzan un mensaje de originalidad e individualidad.